"El gobierno no descansa en la fuerza, el gobierno es la fuerza; descansa en el consentimiento, o en una concepción de la justicia." Chesterton
ORIZABA, VERACRUZ |
La inseguridad prevaleciente en Veracruz tiene en la mira a todos los
actores de la vida cotidiana, pero especialmente para aquellos que son
incómodos para algunos gobernantes. La seguridad y la paz social es
responsabilidad del Estado. En el país de Felipe Calderón, en la entidad
veracruzana de Javier Duarte de Ochoa y en los municipios de las autoridades
municipales.
Se le reconoce el esfuerzo que hace el
Gobierno de Javier Duarte de Ochoa para avanzar en la pacificación de la
entidad veracruzana. Obligación moral y legal de nuestro gobernante, nadie en
su buen juicio puede apostar a que a nuestras autoridades le vaya mal, al
contrario. Por encima de cualquier diferencia política o ideológica esta la
tranquilidad de todos los ciudadanos.
Lamentable, desdeñable hasta repudiable
son los acontecimientos de extorsión y secuestros, el atentado en su persona y
bienes de los veracruzanos. La desaparición forzada en la entidad veracruzana
se ha multiplicado a pesar de las cifras alegres. Lamentable y deplorable que
aquellos ciudadanos que se presentan a denunciar la desaparición de un familiar
y toparse con ministerio públicos y un subprocurador que solo hallan en los
trámites burocráticos engorrosos buen pretexto para su desempeño. Pero si el
desaparecido, extorsionado o secuestrado es de las familias adineradas o con
influencias políticas, entonces, el aparato judicial actúa, investiga y detiene
a los delincuentes. Pero para las familias de la clase trabajadora es un
calvario y se topa con la negligencia y la incapacidad de funcionarios en los
ministerios públicos y juzgados.
Reitero, que cada municipio el responsable
de darles seguridad a las familias es la autoridad municipal. En Orizaba hay
responsables para garantizar la paz social y por cierto esa misma autoridad
municipal a nombre del progreso se impone pisoteando la dignidad y violando las
garantías individuales del sector informal y otro tanto no tan informal. Se
persigue y se pretende acallar las voces discordantes, a los líderes se les
coopta o se les reprime. La paz social en Orizaba, Veracruz, se rompe por
aquellos que están obligados a garantizarla.
Basta mencionar algunos ejemplos: El 10
de febrero de 2011 una manifestación pacífica de comerciantes ambulantes que se
celebraba frente del palacio municipal de Orizaba, Veracruz, fue reprimida y 11
militantes encarcelados, entre los detenidos se encontraban los activistas
Maximino Antonio Jiménez y Gabriel Gómez Cañas. Este último desaparece el 25 de marzo del
mismo año, después de salir de un plantón instalado en parque Apolinar
Castillo. Hasta ahora el Ministerio Público y el mismo subprocurador, han manifestado
que ya agotaron todas las diligencias y que se toparon con una pared. Gabriel
Gómez Cañas no era hijo de un empresario y tampoco era familiar de un político
connotado amigo del gobernador o del presidente de la republica, el era un
activista y defensor de las familias que sobreviven del comercio informal.
La mayoría de los líderes del mercado
Zapata fueron cooptados por la autoridad municipal, no así Tomasa López
Peralta, que surge encabezando a un grupo importante de comerciantes de citado
zoco, es acosada y perseguida por elemento policiacos; ademas amenazada de
muerte por el comandante de policía municipal, pero no se ha hecho nada al
respecto. La autoridad municipal y el departamento jurídico han utilizado la
intriga y manejado ante la prensa el asunto legaloide para presionar
sicológicamente a los comerciantes del mercado Zapata que solo piden un acuerdo
digno que no perjudique a su de por si deteriorada economía.
El alcalde se ha tenido que enfrentar
con los comerciantes establecidos de la calle madero, no hubo acuerdos y
consensos, solo hubo la decisión autoritaria del alcalde Orizabeño para
cerrarla a la circulación, poner estatuas y flores.
Y el caso más reciente es la
desaparición de Lenin Antonio Pérez, este martes 9 de octubre a las 8 de la
noche, con 13 años de edad, estudiante de secundaria, hijo del activista
Maximino Antonio Jiménez.
El ciudadano común se encuentra entre la
frustración y preocupación, los luchadores sociales se encuentran ante un
gobierno municipal y ante un aparato judicial que solo funciona para los
adinerados y políticos influyentes.
Mientras tanto Hugo Chahìn Maluli no oye
y no ve estos argumentos, porque él es un empresario “honesto” y “exitoso”,
cuasidios, omnipotente y sempiterno, así se siente a esa autoridad municipal
que ha golpeado a familias del comercio informal, porque su actuación
arbitraria y prepotente ha dejado mucho que desear. La paz social no existe
porque el mismo alcalde se ha encargado de sembrar el odio y el encono. No
existe paz social mientras haya desapariciones de personas. No es posible que siga
ese estado de cosas, cuando deberían ser las autoridades las que deberían de
dar esa confianza a la ciudadanía, pero no es así…
Ante el miedo y la frustración del
ciudadano se encuentra inerme… es hora que Javier Duarte intervenga en Orizaba
o será cómplice de este cuasidios Orizabeño. Esperamos noticias de la pronta
aparición de Lenin Antonio Pérez.
Por Andres Gomez Ojeda
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