Atoyac de Álvarez, Gro.- (IRZA).- Postrada en una cama a sus 78 años y en el olvido por parte de las autoridades estatales y federales, se encuentra la luchadora social Hilda Flores Solís, quien vive en la casa del adulto mayor en esta ciudad de la Costa Grande.
Sobrevive con 500 pesos de ayuda mensual del programa 70 y más, sobrevive gracias a los cuidados de una enfermera que cuida de Flores Solís.
Durante la visita realizada por este medio informativo a la Casa del Adulto Mayor “Vida y Amor”, encontramos en un amplio cuarto a la luchadora social y cercana compañera del profesor Lucio Cabañas Barrientos.
Con la voz pausada y con el rostro cansado por los años, Flores Solís explicó que a pesar de que a lo largo de su vida sufrió rechazo y discriminación, debido a la ideología inculcada en los niños “que defendieran siempre sus ideas, yo no me rajo y siempre estaré de parte del pueblo”.
La también profesora recordó los años en que compartió la labor de la docencia en su juventud cuando impartió clases en el nivel primaria y secundaria en esta ciudad, donde conoció y compartió sus ideales con el profesor Cabañas Barrientos, “con el profe nos identificamos mucho en aquella época; compartíamos sobre todo las ideas de igualdad y de justicia porque nos dábamos cuenta de la desigualdad que había en el país, que es la misma que existe actualmente, los mismos jodidos y cada vez más ricos”.
La mujer, cuyo nombre lleva la presea al mérito que el gobierno municipal de Atoyac entrega anualmente a las mujeres más destacadas del municipio. Flores Solís relato la masacre de padres de familia, ocurrida el 18 de mayo de 1967 en el zócalo de Atoyac donde perecieron cinco padres de familia a manos de la policía motorizada, -hecho que marcó el inicio de la guerrilla que encabezó Lucio Cabañas-.
La luchadora social contó que, a pesar de que decidió no seguir a Cabañas Barrientos cuando se internó en la sierra para impulsar su lucha, mantuvo sus ideales de igualdad y justicia a través de la docencia; "desde mis aulas hice lo posible por cooperar a mejorar la vida de mis paisanos hasta donde las fuerzas me ayudaron”.
Dedicada por más de 25 años a la docencia, recordó que en más de una ocasión fue recriminada por los directivos de las escuelas por inculcar en los pequeños ideas comunistas, pero “jamás estuve de acuerdo con el autoritarismo, siempre le dije a mis alumnos que no se dejaran y que defendieran sus ideas a costa de todo”.
En la actualidad, la luchadora social recibe una ayuda económica del gobierno municipal, pero se encuentra olvidada de sus familiares y de aquellos que alguna vez compartieron sus ideas de lucha y bienestar popular. (http://www.agenciairza.com/)
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