Mujeres de la sierra, con sus hijos muertos de frío, pasarán una triste Nochebuena
- En Orizaba, intentan vender musgo silvestre; los hijos terminan pidiendo limosna- La bondad de la gente les transmite el espíritu festivo, pero no les resuelve su miseria
Miryam Rodríguez HernándezOrizaba, Ver. 24/12/2009
alcalorpolitico.com
Un año más que para ellos en poco es diferente, quizá la variación consista en que su situación cada vez es más crítica. Así es la vida de los habitantes de la sierra que arriban año con año a esta ciudad a vender productos como paxcle, portalitos de madera, musgo, entre otros artículos que a veces venden, a veces no.Decenas de personas de municipios serranos, son las que llegan a Orizaba e intentan vender sus productos.
- En Orizaba, intentan vender musgo silvestre; los hijos terminan pidiendo limosna- La bondad de la gente les transmite el espíritu festivo, pero no les resuelve su miseria
Miryam Rodríguez HernándezOrizaba, Ver. 24/12/2009
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Un año más que para ellos en poco es diferente, quizá la variación consista en que su situación cada vez es más crítica. Así es la vida de los habitantes de la sierra que arriban año con año a esta ciudad a vender productos como paxcle, portalitos de madera, musgo, entre otros artículos que a veces venden, a veces no.Decenas de personas de municipios serranos, son las que llegan a Orizaba e intentan vender sus productos.
En su mayoría son mujeres, de todas las edades, quienes vienen acompañadas de sus hijos, nietos incluso hasta bisnietos, pues algunas de ellas deciden (o se ven forzazadas a) convertirse en mamás a muy temprana edad.Resuelven pasar más de 15 días en la ciudad, sin importar las inclemencias del tiempo; han hecho su lugar temporal de residencia la calle poniente 7, afuera de la iglesia conocida como San José de Gracia, o frente a este templo.
Ahí, sólo con periódicos y plásticos llegan a cubrirse de los fríos y de la surada, que este año por poco arrastra a los más pequeños.Y es que las féminas, con el afán de permanecer cerca de sus hijos, los llevan consigo a pesar que sean muy pequeños. Estos últimos son observados en las calles, incluso caminan hasta la zona más céntrica de la ciudad, pidiendo una ayuda.“Dame dinero, échalo en mi alcancía” expresan los más grandecitos; en tanto, los más pequeños incluso de dos años o menos, en su poco caminar los siguen y van aprendiendo.
Uno de los problemas más frecuentes, tanto para ellos como para automovilistas, es que sin precaución atraviesan la calle principal, misma por la cual transitan cientos de automóviles que van en un carril hacia la zona de Río Blanco, y en el carril de enfrente hacia la zona céntrica de Orizaba, sin embargo ¿quién pudiera exigirle a un niño de la sierra tener cuidado en una avenida muy transitada, cuando en su hábitat no existe esto?
Para ellos la Nochebuena y la Navidad será difícil, pues no tienen qué comer, quizá los adultos se hagan a la idea de que este día no tendrán nada que llevarse a la boca, pero en los niños no pasa lo mismo, ya que a su corta edad se les dificulta pedirle a su cuerpo que no exija alimento o que no sienta frío, que por cierto este 24 y 25 será de mucha intensidad.
Las madres están junto a sus hijos, pero no así con sus esposos ya que algunos de ellos se quedaron en sus comunidades y otros más están en busca del sueño americano.Sólo esperan la mano caritativa de quien, con el corazón dispuesto, les lleva un poco de comida y juguetes; en otros casos les dan de la comida que sobró, como si ellos no fueran también seres humanos que merecen comer de los grandes potajes que este día adornarán las mesas de un sinnúmero de hogares.
Lo que este día no vendan ya no lo comercializarán en los próximos días, pues son productos propios del arreglo del nacimiento, de la natividad. Lo cual significa que regresarán a sus casas con poca ganancia, y es que a simple vista se observa que la venta de este año fue mucho peor que la del pasado, tienen casi todos sus productos.
Poca o mucha felicidad, esta noche para ellos de una u otra forma será también Nochebuena y mañana, Navidad. Con o sin qué comer, al menos estarán juntos, con sus hijos. Así es la vida en la ciudad de las mujeres de la zona serrana.
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