El 17 de noviembre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México cumplió 27 años de lucha y resistencia desde que nació en 1983 no como una guerrilla, sino como un ejercito popular relacionado estrechamente con las comunidades indígenas en defensa de los ataques tanto de policías como militares.
Su primeras consignas anunciaban que “hemos empezado la lucha que necesitamos hacer para alcanzar demandas que nunca ha satisfecho el Estado mexicano: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz”.
Estas proclamas se concretaron en los acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena que rubricaron el gobierno de México y el EZLN el 16 de febrero de 1996.
El objetivo del acuerdo fue el compromiso por parte del gobierno de modificar la constitución de manera que se incluyera el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, el reconocimiento a su autonomía y la atención de las demandas en materia de justicia e igualdad.
Sin embargo no es hasta 1994 cuando el mundo entero conoció la naturaleza, fuerza y temple del pueblo mexicano chiapaneco.
Fue el 1º de enero de 1994 en ocasión de que comandos armados y grupos sociales tomaron las cabeceras de varios municipios de Chiapas en protesta por la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC o Nafta, según sus siglas en inglés) rubricada por Estados Unidos, Canadá y México, cuando a través de esa acción se conoce ampliamente la existencia del EZLN.
En el libro de Gloria Muñoz Ramírez, titulado: “20 y 10: el fuego y la palabra”, una serie de testimonios recogidos por la autora indican que el movimiento nació entre 1983 y 1994.
Muñoz afirmó en su libro que “entre 1983 y 1994 el EZLN dedicaría sus principales esfuerzos a una paciente organización interna. El encuentro entre la tradición marxista-leninista con una realidad que no puede explicar, de la que no puede dar cuenta y con la que tiene que trabajar”.
Esta organización indígena-militar tiene como mando el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General (CCRI-CG) del EZLN, que surge de una composición mayoritariamente indígena.
Los comandantes son los que mandan en común, en un tipo de mandato que obedece al pueblo.
El ELZN nace en el mismo parto donde vieron la luz movimientos como Los Sin Tierra de Brasil, El Piquetero de Argentina, El Cocalero de Bolivia, El Okupa de Europa, los cuales comparten la misma raíz en teoría y praxis.
Son los años en que la corriente ultraconservadora en Estados Unidos comienza a impactar al mundo desde la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989) y la jefatura de la CIA en manos de George H.Bush (padre) quien luego fue presidente (1989-1993) y activo anticomunista que desplegó una fuerte labor contra el campo socialista y la Unión Soviética.
En esa década de los 80 ocurren los extraños accidentes o atentados mortíferos de líderes populares como Omar Torrijos (Panamá), Jaimes Roldós (Ecuador), Olof Palme (Suecia), Indira Ghandi (India), Ernesto Jovel (El Salvador), Maurice Bishop (Granada), todos considerados adversarios de EEUU por la corriente ultraderechista en el poder estadounidense.
Es a mediados de esa década, según el politólogo y excandidato presidencial de México, Andrés Manuel López Obrador, en que la tecnocracia llegó al más alto poder y se negoció el TLC o Nafta con EEUU y Canadá que tantos problemas económicos, sociales y políticos ha ocasionado al país por la desestructuración y la articulación de los mexicanos a los negocios legales y turbios estadounidenses.
A diferencia de otros movimientos tipificados como “estadocentristas” el ELZN no pretende ni aspira a la toma del poder estatal.
Sus objetivos giran en torno a la defensa de los derechos humanos, colectivos e individuales; la construcción de un modelo nuevo de nación donde impere la democracia, libertad y justicia y la creación de redes de resistencia y rebeldías que luchen en nombre de la humanidad contra el neoliberalismo.
De acuerdo con el portal de zapateando wordpress el movimiento zapatista padeció y padece la represión del Estado mexicano ante las iniciativas de defensa de su territorio, a su expansión geográfica fuera de Chiapas.
Entre los logros que la organización ha cosechado según reportó el sitio web, resaltó la construcción de la autonomía forjada a través de años de lucha y resistencia.
Así se ha constituido en un referente nacional e internacional de organización el autogobierno que consolidaron las comunidades zapatistas de Chiapas, sentando así las bases de gobierno donde el pueblo es quien manda.
El Subcomandante Marcos es el líder, principal ideólogo, portavoz y mando militar del grupo, ha declarado en numerosas oportunidades que “es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos”.
Hermann Bellinghausen, en su artículo titulado “México: Gracias a los Zapatistas”, publicado por el diario La Jornada, aseguró que “gracias a los zapatistas, en la izquierda desmoronada tras el colapso del muro de Berlín renació algo más que una esperanza (...) Los indígenas se volvieron extrovertidos, dejaron de pedir, determinados a exigir y resistir. El epicentro de su onda expansiva fue la recuperación de las tierras acaparadas por finqueros y ganaderos que despreciaban a los pueblos, y a sus peones, acasillados o no”.
También agradeció a los zapatistas por “el concepto latinoamericano de guerrilla –y su larga causa de dolor– dio paso a algo nuevo, y a la vez tan viejo como la civilización: un ejército campesino. Éste, comprometido con la vida, sus pueblos y la liberación nacional desde una insospechada lucidez. Mientras, la sociedad civil se percataba de su propia existencia”.
La lucha emancipadora de los pueblos por la defensa de sus derechos, por el trabajo digno, por la justicia y la paz, es un batalla que día a día libran todos los pueblos de nuestra América quienes rebeldes y plenos de esperanza no cesan en su empeño por la liberación del dominio y la explotación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario