A un mes de la instalación de una Base de Operaciones Mixtas (BOM) en los alrededores de la comunidad purhépecha de Cherán, en Michoacán, “la situación es la misma. No hay seguridad ni justicia y el crimen organizado actúa con toda impunidad”, asegura el comunero Salvador Campanur.
A 16 meses del levantamiento indígena contra el crimen organizado, los talamontes, los paramilitares y sus cómplices en los diferentes niveles de gobierno, la comunidad se sigue defendiendo por sí misma, pues la llegada de una agrupación conformada por elementos del ejército mexicano, policía federal y policía estatal no garantiza la seguridad del poblado.
“Seguimos esperando el cumplimiento de los acuerdos y que se garantice el desmantelamiento de la delincuencia y de los grupos paramilitares para que regrese la paz robada a nuestro pueblo, sin simulaciones ni suplantaciones”, reitera Campanur, “pero desafortunadamente no hay respuesta positiva, los gobiernos federal y estatal sólo le dan vueltas al asunto y no cumplen los compromisos”.
En las mesas de negociación, explica el comunero, “quieren resolver el problema con programas gubernamentales que sólo sirven para dominar a la población, pero el levantamiento fue para que haya paz y democracia en nuestra comunidad”.
Cherán permanece en el interés nacional desde que el 15 de abril del 2011 los 20 mil habitantes purhépechas “cansados de agachar la cabeza”, se organizaron para enfrentar a los talamontes vinculados a las mafias que operan en la región, quienes desde el 2008 iniciaron el saqueo de madera de los bosques de la comunidad, destruyendo 15 mil de las 20 mil hectáreas de su territorio. Ese día los pobladores vencieron el miedo y tomaron el control de su defensa, desafío que les ha costado el asesinato de 13 de sus compañeros.
El gobierno, insisten los comuneros, “sabe perfectamente dónde están los malos, dónde viven y cómo operan, pero nada hacen para detenerlos, razón por la que la comunidad permanece en alerta y están vigentes las fogatas de vigilancia, los rondines y, en general, el estado de autodefensa”.
“Nuestro pensamiento es el de seguir organizados para conseguir seguridad y justicia en nuestro territorio. Están vigentes la organización interna, las asambleas de barrio, la asamblea comunal, las fogatas y en general toda la lucha para vivir en plena libertad”, indica Campanur.
Se trata, explica, “de mantener los principios de nuestra cultura y de seguir poniendo en práctica el mandar obedeciendo para el sustento de nuestra organización”. Es, en resumen, “el fortalecimiento de nuestra autonomía y de la libre autodeterminación de nuestra comunidad”.
El pasado 12 de julio el pueblo entero de Cherán enterró a Urbano Macías y Guadalupe Gerónimo, dos comuneros secuestrados y posteriormente asesinados por talamontes del rancho El Cerecito. Con ellos suman 13 los purhépechas asesinados en el marco de la lucha por la reconstitución de su territorio.
Ni el hostigamiento ni la tala han cesado, pero en 16 meses de resistencia la vida ha cambiado para la comunidad. Además de mantener la vigilancia del poblado, lograron el reconocimiento oficial de sus autoridades a través de la elección de su Consejo Mayor; y, lo más importante, el reconocimiento y solidaridad nacional e internacional.
En este contexto, el 9 de agosto se organizó el foro “Con Cherán K’eri, por la defensa de la tierra y el territorio”, convocado por la Red por la Solidaridad y Contra la Represión y por Multimedios Cronopios, pues, advierten, “es importante que el mundo mantenga la mirada y la solidaridad atenta a Cherán, se debe reforzar el proceso de resistencia que surgió desde los corazones soñadores, rebeldes y sedientos de libertad y justica, de mujeres, niños, jóvenes, hombres y ancianos con gran sabiduría y fortaleza, debemos seguir encontrándonos, mirándolos como un ejemplo de lucha y dignidad, y un pueblo que sigue de pie, un pueblo rebelde”.
Tomado de Desinformémonos.
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